lunes, 14 de febrero de 2011

El despilfarro bipartito

¿Creéis que la duplicidad de carteles, “alcaldía” y “tenencia de alcaldía”, sale gratis? ¿Qué no cuestan una pasta gansa los programas de autobombo en televisiones y radios locales? ¿Qué no se pagan a precio de oro los centímetros cuadrados de páginas de periódico dedicadas a glosar la última ocurrencia del alcalde? Es posible que algún vigués mantenga la esperanza de que Abel Caballero se pague estas cosas de su bolsillo, pero siento desilusionarle y darle un disgusto: se las paga con el dinero de todos. Con gasolina que pagamos entre todos, en un coche oficial con cuyos gastos de compra y mantenimiento hemos corrido todos los vigueses, se desplaza casi todas las semanas, hasta el aeropuerto, una persona que pertenece al círculo íntimo del alcalde. Es un secreto a voces, pero ningún vigués le pone el cascabel al gato.

La verdad es que me importa un bledo, como a todos vosotros, la vida privada del señor alcalde. Lo que me saca de quicio es que no utilice su coche privado, ése que declara públicamente entres sus modestos bienes, para trasladar a sus amistades al aeropuerto casi todos los fines de semana. Esta actitud paleta de “nuevo rico” con cargo al dinero público, es una incorrección en cualquier circunstancia, pero, desde luego, se convierte en una obscenidad en estos tiempos de crisis, con 32 mil familias angustiadas por el paro, miles de comercios cerrados, pequeñas y medianas empresas pasándolas canutas, trabajadores en la cuerda floja de un ERE y parados que ya han perdido el último subsidio de supervivencia. ¿De qué materia está hecho el corazón y la conciencia de algunos políticos, eh?

Del sobreprecio que paga una sociedad por mantener gobiernos de coalición, que voy a contaros que no sepáis. El reparto del botín presupuestario es tan evidente, tan inútil, tan vergonzoso que debería sonrojar a todos y cada uno de los vigueses. La eficacia en el gasto de los recursos brilla por su ausencia y queda absolutamente relegada a un segundo plano. Se trata de que cada uno de los socios meta la mano en la caja y se pase toda una legislatura invirtiendo en si mismo, Alcaldía versus Tenencia, Abel versus Santi, concejalías de unos versus concejalías de los otros, en un duelo permanente que perjudica seriamente la salud económica y social de la ciudad.

Sinceramente, Vigo no puede permitirse el lujo de mantener un gobierno bipartito tan caro, tan frívolo, ideológicamente tan cínico y pragmáticamente tan inútil. Esto no es una coalición de izquierdas, no nos engañemos, sino dos bandas de “okupas” del poder municipal que se han repartido la ciudad, los presupuestos, los gastos de representación, el derecho de pernada del nepotismo, los coches oficiales y, al final, en gestión, en eficacia, en soluciones para la ciudad, sólo son un cero a la izquierda. Con todos los respetos para el socialismo y el nacionalismo vigués, plagados de buenos vasallos si tuviesen buenos señores, sus representantes públicos en el Ayuntamiento se han convertido en sus peores enemigos.

Desde que tengo uso de razón escuchaba a mis mayores una frase que alcanza toda su dimensión en estos tiempos de crisis profunda: “con las cosas de comer no se juega”. Las cosas de comer, en Vigo, guardan una relación bastante estrecha con la gestión, la eficacia y una buena administración de los presupuestos (el dinero de todos), por parte del gobierno municipal de turno. Este gobierno de turno que manejan Abel y Santi, que ha practicado el culto personalista y el despilfarro electoralista, lleva tres años y pico jugando con las cosas de comer de los vigueses.

lunes, 7 de febrero de 2011

Abel y sus muñecos

Las buenas cifras que arroja el Puerto de Vigo en el conjunto de la actividad portuaria de todo el estado español, que deberían alegrar a los vigueses de buena voluntad y, entre ellos, a los responsables del gobierno municipal de Vigo, resulta que se le han indigestado al señor alcalde de la ciudad. ¡Qué manera tan peculiar de entender el viguismo! En un nuevo brote de rabia, que curiosamente suele coincidir con cualquier noticia favorable a la gestión portuaria, Abel Caballero ha sacado a escena a uno de los muñecos municipales con los que practica la ventriloquía, en clara competencia con José Luís Moreno y sus muñecos, y le ha obligado a hacer otro vergonzoso numerito de celos electorales, manipulando verdades y trufando mentiras ante los medios de comunicación.

No es que el muñeco-concejal, por sí mismo, haya intentado hacernos pasar a los vigueses por idiotas, es que se ha limitado a seguir el guión establecido por el señor alcalde que, como todos los vigueses saben, está genéticamente incapacitado para responder a esa solemne pregunta previa que se hace en los tribunales de justicia: “¿jura usted decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Y eso, claro, se contagia a todo el elenco de muñecos, los Santos, los Mariños, los Font las Lauras, que suelen intervenir en sus esperpénticos espectáculos mediáticos.

Los datos del Puertos del Estado y del Puerto de Vigo están ahí para cualquier vigués inquieto que quiera consultarlos, y los falsos argumentos que ha esgrimido el muñeco Font por control remoto han quedado inmortalizados, para su desgracia, en las hemerotecas. Pero ya se sabe que los muñecos no pueden ruborizarse cuando cuentan mentiras. Y en este caso, su tristemente reconocido ventrílocuo municipal y espeso, tampoco. La única ventaja que tenemos los vigueses es que los tiempos en que una mentira repetida mil veces acababa convirtiéndose en verdad, pasaron a mejor vida al mismo tiempo que Goebels.

Total, a lo que íbamos: que tenemos un gobierno municipal constituido por Abel Caballero y sus muñecos, y que dudo que una ciudad de 300 mil habitantes, con los índices de paro que padece, el cierre de comercios, los equilibrios sin red de tantas empresas, la falta de gestión, los peligrosos juegos electoralistas, pueda permitirse el lujo de seguir gobernada por un ventrílocuo que ha perdido la cabeza y un grupo de Macarios, de Rockefeleres, de Monchitos, de Nicoles, de Rodolfos, de Doña Rogelias, que han perdido la dignidad.

Nota.- La réplica viguesa de José Luís Moreno, amenaza con incorporar dos nuevas muñecas a su nuevo repertorio: Elena Espinosa (a la que intentó colocar como Delegada del Gobierno en Galicia) y Carmela Silva, la primera portavoz muda de un grupo parlamentario en el Senado.