martes, 1 de marzo de 2011

Embargando a los más débiles


La alcaldía de Vigo sacaba pecho el otro día y presumía de haber embargado las cuentas corrientes de más de 29 mil vigueses que no habían pagado sus impuestos. Como ocurre siempre en estas ocasiones, habrá puristas que aplaudan semejante decisión, en una cultura en la que se conserva una cierta nostalgia inquisidora. Pero para una inmensa mayoría de vigueses, entre los que me encuentro, esta decisión nos revuelve algo el estómago.

En primer lugar, es muy significativo que la cifra se aproxime tanto al número de parados que hay en la ciudad, lo que induce a pensar que puede haber algunos pícaros que no quieran pagar las tasas y las multas municipales, de acuerdo, pero la inmensa mayoría de “proscritos” sencillamente no pueden pagar. Respecto a estos últimos, que con suerte apenas tendrán en el banco unos eurillos para ir tirando o incluso para ir comiendo o satisfaciendo sus necesidades más básicas, resulta aberrante que un gobierno que representa al socialismo les quite el pan y la escasa esperanza de supervivencia de la boca. De manera que no esperen de mí que aplauda un acto recaudatorio legal, desde el punto de vista administrativo, pero repulsivo desde una óptica humanística y social del gobierno de los ciudadanos.

Y luego está el agravante de una patética paradoja: una administración morosa, cuya tardanza en pagar a sus proveedores está destruyendo pequeñas y medianas empresas, comercios y autónomos que acaban tirando la toalla tras meses y meses esperando a que la administración municipal pague las deudas contraídas (que es una forma inequívoca de destruir empleo), se atreve a utilizar el embargo a los más débiles como paradigma de la insensibilidad y la falta de solidaridad de los gobernantes con los gobernados.

Sinceramente, si tras esta reflexión siguen aplaudiendo el mismo número de vigueses esa decisión insolidaria e implacable de su gobierno municipal, es cuestión de aconsejarles que se lo hagan ver. O padecen fanatismo crónico o tienen un grave problema de falta de empatía con el prójimo. Con parte de ése dinero van a pagar los autobuses que lleven gratuitamente a los aficionados a animar al Celta por esos campos de dios. Eso sí que resulta primordial, señor alcalde. Un servicio de primera necesidad.

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