miércoles, 22 de diciembre de 2010

El Faro fundido

Con todos los respetos para los animosos protagonistas de los comentarios que, en uno u otro sentido, apostillan las informaciones del Faro de Vigo on line, cada vez que me paseo por ése campo de batalla virtual acabo conmovido y defraudado.

Conmovido, cuando compruebo hasta que punto un ser humano es capaz de sacrificar el sentido común, la coherencia argumental, el respeto hacia sí mismo, con tal de contribuir a que “ganen los suyos”.

Defraudado, ante el papelón que hace todos los días este periódico de la ciudad, cuya única aportación a Vigo es su título como “decano de la prensa española”. Hoy mismo, por ejemplo, se limitaba a reproducir unas declaraciones del concejal de urbanismo de Vigo, un chaval que, a sus treinta y pocos años, no dudo que tenga conocimientos sobre la materia de la que es responsable municipal, pero que se salía por los cerros de Úbeda haciendo interpretaciones de competencias y rangos en materia judicial. Personalmente, me parece una imprudencia por parte de un concejal, pero allá él si le ciega la pasión, la devoción o la sumisión y se atreve a intentar manipular al poder judicial para arrimar el ascua a su sardina electoral.

Lo que no tiene un pase, por parte de Faro de Vigo, es que no complemente la información con un exhaustivo análisis de los posibles solapamientos jurídicos, las superioridades de rangos entre dos estamentos judiciales que intervienen en un mismo caso y si resulta factible que una resolución del Tribunal Superior de Justicia de Galicia pueda convertirse en mero papel mojado, como consecuencia de que estamentos judiciales de ámbito local hayan emitido un dictamen previo.

Me estoy refiriendo a la dichosa paralización de las obras del Puerto, y no voy a cometer la osadía de dar mi profana opinión sobre una cuestión que sobrepasa mis conocimientos. Pero, caray, un medio de comunicación, decano de la prensa nacional, sólo puede ser creíble si se dedica a la información de fondo, y no sólo a reproducir declaraciones. El asunto tiene suficiente calado como para que Faro de Vigo hubiese despejado ya las dudas en materia de competencia judicial que plantea este conflicto entre tribunales de distinto rango.

Como esta actitud del periódico en cuestión es permanente, me entran serías dudas sobre si está cumpliendo el papel que le corresponde en la sociedad. Podría sospechar que se dedica a tirar la piedra y esconder la mano, posibilidad que me dejaría francamente preocupado. Pero quizá sería peor la hipótesis de que no tenga profesionales preparados para profundizar en las informaciones que publica. Todo un decano de la prensa nacional, garantía del derecho de información de los ciudadanos, deja a sus lectores sumidos en una guerra cainita de comentarios, sin el mínimo rigor ni el mínimo pudor.

Se supone que un faro sirve para señalizar el buen camino a los navegantes. Este Faro de Vigo debe ser una excepción, porque guía a los vigueses contra las rocas. Debe estar fundido.

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