miércoles, 1 de diciembre de 2010

El gran hospital

Estos días hemos visto por fin avances en la construcción del gran hospital de Vigo. Me gustaría hablar sobre el falso debate entre la sanidad pública con inversión pública y la sanidad pública con la participación de capital privado para infraestructuras, que a mi juicio sólo tiene un corto recorrido de naturaleza electoralista y adhesiones de personas de buena fe manipuladas y personas que sitúan la ideología por encima del bien común. Está claro que los vigueses necesitamos un gran hospital, que sirva para paliar el problema de las listas de espera, y nos proporcione un mejor y más fluido servicio sanitario.

Es evidente que, recurriendo a la inversión privada para construir un hospital, se contrae una deuda. Pero, en las circunstancias actuales, para afrontar la costosa inversión de un hospital a cargo del dinero público, habría que endeudarse presupuestariamente. ¿Quién creen ustedes que le concede crédito a los gobiernos? Pues el capital privado, los fantasmagóricos fondos de inversión que están poniendo al borde del abismo a los propios estados. Casi prefiero verles las caras a los responsables del capital privado que nos pueden permitir levantar el gran hospital de Vigo.

La alternativa de los socialistas y los nacionalistas es una de estas dos: o retrasar la construcción del hospital hasta que el gobierno gallego pueda disponer de presupuestos para afrontar los costes, o permitir que la Xunta asuma un nuevo endeudamiento en los mercados internacionales. La primera de las opciones provocaría un caos en el servicio sanitario de Vigo y su área de influencia; la segunda, ya me dirán ustedes en que se diferencia a aceptarla inversión directa del capital privado. O acaso el PSdG y el BNG creen que los mercados internacionales no nos van a hacer pagar cara la deuda que pudiese contraer el gobierno gallego.

Lo que no hay es dinero. Que se lo pregunten a los gobiernos de Grecia, de Irlanda, de Portugal o al propio gobierno español. De manera que no queda más remedio que endeudarse de una u otra forma. Pero cuando se reclama inversión privada para poder poner en marcha un hospital indispensable para 600 mil gallegos, a esa deuda, ante la que se rasgan hipócritamente las vestiduras los dos partidos de la oposición, hay que ponerle un apellido justo: DEUDA SOCIAL. Cuando los gobiernos disponen de superávit, gastarse dinero en un mejor servicio sanitario público se considera gasto social. Cuando hay déficit, llegar a acuerdos con el capital privado para afrontar la construcción de un hospital de urgente necesidad para una parte de la sociedad, debería considerarse “deuda social”.

El bipartito se pasó casi cuatro años mareando la perdiz del hospital de Vigo, y ahora que la nueva Xunta del PP coge el toro por los cuernos y les proporciona a los vigueses lo que necesitan imperiosamente: el hospital, socialistas y nacionalistas encuentran un motivo de confrontación.

Yo sé que Vigo necesita el hospital. Y me siento orgulloso de que un gobierno de todos los gallegos, en vez de buscar disculpas en tiempos de penuria presupuestaria, haya buscado soluciones imaginativas para resolver un problema que no afrontó el gobierno Touriño-Quintana, con su opulencia presupuestaria y aquello que llamaban el reparto histórico de los presupuestos del Estado. Si Madrid nos daba tanto dinero, si las arcas gallegas estaban tan llenas, ¿qué hicieron con la pasta de todos los gallegos? Yo sé lo que no hicieron, entre otras muchas cosas: el imprescindible hospital de Vigo.

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