domingo, 10 de abril de 2011

El “gafe” del Celta


Los jugadores del Celta son los mismos. Y, que yo sepa, no han cambiado de entrenador ni de presidente. Los balones siguen siendo exactamente iguales que los que a penas hace un par de meses permitían a la afición celeste rozar el cielo de Primera.

¿Qué coño está pasando aquí?, me preguntaba el sábado por la noche un colega “celtarra” que ahogaba sus penas en un cubata…

Como yo no suelo acudir al campo, no me atreví a hacer consideraciones sobre Herrera, ni especular con el estado de forma de los chicos, ni hacer conjeturas con las últimas alineaciones. Sencillamente, me limité a señalarle si había notado últimamente algo extraño que nos permitiese resolver el enigma celeste. Estábamos ya en el segundo cubata y no acababa de hacérsele la luz a mi buen amigo que me transmitía más compasión cada minuto que pasaba. Había pasado de la indignación al desconsuelo, de la ira a la resignación, de los juramentos en arameo al silencio de los corderos.

Entonces pedimos el tercero. Dimos un par de tragos con los ojos clavados en la nada y al fin sentí un codazo de esos que nos damos cuando se nos ha encendido la bombilla:

-Hombre, no sé si tendrá importancia (dijo), pero cuando miré hacia el palco para acordarme de la madre del presidente, ¿a que no sabes a quién descubrí en el lugar de los hechos…?

-A quién, pregunté francamente interesado

-A Abel Caballero y muchos componentes de su lista a las municipales.

- ¡Haber empezado por ahí, tío!, le atajé.

Me miró como quien mira a un marciano:

- Ya me dirás tú en que puede influir eso…

-¿Crees en los gafes?, añadí.

- Debe ser como lo de las meigas, ¿no?, ¡haber hainos!

Acabamos la copa y nos despedimos en silencio, como si ambos estuviésemos deshojando la misma margarita. Camino a casa me vinieron todas estas cosas a la cabeza. Todo lo que toca Abel con torticeros fines electorales acaba metido en líos. El asunto de las Cajas, por ejemplo, ha condenado a Novacaixagalicia a jugar en segunda y, desde que decidió que el palco de Balaídos le podía dar votos, nuestro celtiña ha empezado a suspender las oposiciones para subir a Primera. Yo creo que los dos acabamos exclamando antes de meterse cada uno en su cama, cada uno en su casa (que todo hay que aclararlo en este país de malpensados): ¡los días de partido ¡quédate en casa, Abel!

2 comentarios:

  1. Abel lleva toda la temporada yendo a Balaídos, incluso cuando íbamos líderes.

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  2. Estimado Hugo:

    Ya sabes que lo importante es siempre cómo se acaba y no cómo se empieza. Esto de la capacidad para ser gafe, es como lo de las alergias: pueden aparecer en cual quier momento. Y Abel, que ha tenido este año un “flechazo” por el Celta, debería plantearse la posibilidad de que haya empezado a transmitir mala suerte al equipo, como le ha transmitido mala suerte a la ciudad.

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